21 de diciembre de 2009

Pruebas y anécdotas

El martes pasado le hicieron a Victor la prueba de los potenciales evocados.Es una evaluación periódica para comprobar el nivel auditivo y detectar posibles problemas.Lo "complicado" de esta prueba es que se la han de realizar dormido,una tarea que no siempre es fácil.
A los niños pequeños los citan por la tarde,fuera de horarios de consulta,para que estén más tranquilos y se duerman con facilidad.Lo único que hay que hacer es llevarlos con sueño y te recomiendan que lo mejor es despertarlos muy temprano por la mañana.
En nuestro caso,cada vez que nos toca esta prueba es un suplicio,siempre nos pasa algo...
Lo más complicado es hacer que Víctor se duerma.Una prueba que debería durar 30-40 minutos se alarga siempre 2 ó 3 horas.Cuando no se cuelga el ordenador,se despierta a la mitad y se quita los micros de los oídos ó empieza a toser,en fin,sabemos cuando entramos pero no cuando salimos.
La última vez recuerdo que nos costó horrores que se durmiera,al final,desesperados,tuvimos que subirlo en el coche y dar vueltas por el parking del hospital durante bastante rato hasta que se quedó "frito".
Esta vez,la cosa fue diferente,nos sucedió algo inesperado y poco habitual justo antes de entrar.Óscar tenía que trabajar y no pudo acompañarme,así que vino mi madre y se sentó con Víctor en el asiento de atrás del coche para que no se quedara dormido durante el trayecto al hospital.Supongo que con las prisas no tuve en cuenta el hecho de que hacía apenas media hora que acababa de comer y que de postre se había tomado dos petit suisse,algo totalmente incompatible con los viajes en coche,que nada más entrar en el parquing del hospital,sin previo aviso,le dio una arcada y se puso a vomitar.Yo creo que el pobre echó hasta el desayuno,mi madre no sabía con que limpiarlo.Normalmente suelo llevar alguna toalla,toallitas húmedas o pañuelos,esta vez no teniamos nada.La situación nos desbordaba,fuera hacía un frío del carajo y Víctor se había vomitado todo de arriba abajo,chaqueta incluída.Dentro del coche le quitamos la ropa y mi madre,en plan "abuela coraje" lo envolvió en su anorak como si se tratara de una manta y entramos así al hospital,entre las risas de Víctor y la peste a vomititos...
Mientras lo aseabamos un poco en el lavabo y le quitabamos la poca ropa que le quedaba,Montse la enfermera que siempre nos hace los potenciales,nos recortó una bata de quirófano para que pudieramos ponerle algo encima.Víctor cuando vio la bata se puso a llorar como loco,me imagino que debió recordar su reciente operación de carnots. Aunque nos costó bastante al final conseguimos ponérsela.
Decidí dejar a mi madre con Víctor y marcharme a casa a por ropa y desmontar al menos la funda de la sillita para poder sentarlo a la vuelta.
En tres cuartos de hora estaba de nuevo de vuelta en el hospital,ahora lo peor que podía pasar es que Víctor aún no se hubiera dormido...
La cosa no fue así,cuando entré ya había finalizado la prueba .Todo había ido de maravilla,según me contaron al poco de tumbarlo en la camilla,cayó rendido..Menos mal...
Bueno,anécdotas aparte,los potenciales han salido bien ,por ahora Víctor no presenta problemas auditivos.Ya veremos que pasa de aquí a un año,de momento podemos estar contentos  por que seguimos sorteando obstáculos en nuestra particular "maratón"...

No hay comentarios:

Publicar un comentario